Inicio > Artículos > RELATO ERÓTICO: Dragones, mazmorras y princesas X

RELATO ERÓTICO: Dragones, mazmorras y princesas X

El gallardo príncipe guerrero ascendió las intrincadas y tortuosas escaleras que llevaban al castillo donde la cautiva princesa aguardaba para ser rescatada. El grotesco castillo, situado en la ladera de un volcán, permanecía custodiado por un mezquino y sanguinario dragón al que nadie había logrado ajusticiar.

Pero ese día todo iba a cambiar. Además de las riquezas que custodiaba que había logrado recolectar a lo largo de los siglos el el ávaro monstruo, le esperaba la gloria de conquistar el corazón de una virginal y hermosa dama.

Así que presto y decidido entró en las entrañas del castillo donde el dragón aguardaba por él tranquilamente, acurrucado como si fuera un perezoso gato, pero cuya afilada mirada dejó caer vorazmente sobre su minúsculo cuerpo en comparación. Tras él, montículos de oro, gemas preciosas y reliquias antiquísimas se apilaban en una gigantesca montaña infinita.

–¡Infame bestia! –bramó el guerrero. Su voz resonó con eco en la gigantesca cámara ajada. –¡Ha llegado la hora de tu muerte!

El dragón alzó un poco su feroz cabeza, ladeándola.

–Los astros deben mentir entonces. No se ha designado para hoy la hora de mi muerte –ronroneó la potente voz de la criatura.

–¡Te equivocas! Traigo conmigo el arma mortal creada para matarte –y dicho esto cogió la ballesta que llevaba colgada tras su espalda y la armó con una flecha de ponzoñosa punta verdosa. Lo cierto es que en su viaje al castillo había pregonado a los siete vientos que iba en busca de la princesa cautiva del dragón del volcán. Y curiosamente, en su periplo, un supuesto sabio alquimista llamado Alfonso el Venturero, alegó que tenía el arma definitiva que mataría a la bestia de una vez por todas. No era más que un ungüento de olor nauseabundo que debía aplicar sobre una de sus flechas. Sólo necesitaba un golpe certero con su ballesta y el veneno surcaría la sangre del monstruo rápidamente, matándolo al instante. El charlatán le cobró nada menos que cuatro doblones de oro y parte de la fortuna del humilde príncipe se fue en una untura de dudable eficacia.

El dragón se alzó con toda su grandeza, mostrándole dos imponentes alas que ocuparon casi la longitud de la sala.

–¿Qué buscas, gallardo caballero? ¿Riquezas? ¿Prestigio? ¿O el amor de una princesa…?

–Busco liberar a la princesa de su horrible cautiverio y librar al mundo de un amenazante y despiadado monstruo.

El dragón explotó en una estentórea carcajada.

–Ni yo soy tan malvado ni tú eres tan honrado, valiente príncipe.

Al instante cargó su ballesta y apuntó a la garganta del monstruo. Apretó el gatillo y la flecha salió disparada a la nada. A lo que éste volvió a responder con una estruendosa carcajada.

–¿Qué es todo este ruido? –dijo, repentina, la vocecita aterciopelada de una fémina.

La cautiva y virginal princesa apareció en escena, situándose al lado del imponente dragón. A los ojos del príncipe le pareció una criatura de arrebatadora belleza, tan frágil y menuda en comparación con la maligna bestia que la mantenía bajo su yugo. Su larga cabellera rubia le caía en ondas finas hasta las caderas. Su cuerpo esbelto y curvilíneo aparecía cubierto por un vestido vaporoso blanco que transparentaba unos senos erectos y rosados y un pubis semi lampiño.

El príncipe titubeó, atraído por la hermosura sensual de la mujer. Finalmente, aclarándose la voz, logró decir:

–He venido a rescatarte de las zarpas de este monstruo, princesa. A liberarte y sacarte de este inmundo castillo…

El dragón volvió a reírse socarronamente. La princesa sonrió con picardía.

–Buen señor, le agradezco su gallardía y arrojo. Sin embargo, llevo años de amistad con mi amigo el dragón y no necesito ser rescatada, puesto que ambos tenemos un un trato mercantil y me niego que alguien pretenda asesinar a mi apreciado compañero de negocios.

El caballero vaciló sorprendido por las palabras de la princesa. Luego comprendió que probablemente ésta había sido coaccionada por su carcelero. Volvió la vista al dragón, amenazándolo nuevamente y cargando una nueva flecha. Éste continuó riéndose.

–¿No crees acaso en las palabras de la princesa? ¿Por qué no lo compruebas por ti mismo?

Cuando volvió la vista hacia el lugar donde había aparecido ésta, comprobó que había se había desvanecido. Lo último que recordó fue un brutal golpe en su nuca que lo dejó completamente inconsciente.

II

Cuando despertó de su inconsciencia, comprobó que había sido inmovilizado. Lo habían desnudado. Habían atado sus pies y manos con cadenas y grilletes a una estructura con forma de cruz. Su cuerpo magullado pero musculoso y portentoso, forjado en luchas y batallas, relucía de forma suculenta en una mazmorra iluminada por cientos de velas. Cadenas, látigos, fustas, agujas, cuchillos y materiales de tortura aparecían aquí y allá.

Un par de ojos índigos lo observaba, con cierta curiosidad y… deseo. La princesa, con su vaporoso vestido transparente, le sonrió con total tranquilidad mansa.

Has sido un chico malo, príncipe –dijo.

El hombre tardó en reaccionar, pero al rato, movido por el decoro, la incertidumbre e incluso el miedo, empezó a forcejear, intentando inútilmente zafarse de sus ataduras.

–¡Suéltame princesa! Dadme las ropas, ¡por decoro! Os ayudaré a salir de aquí tan pronto como acabe con esa bestia.

Ella sonrió. Pero su sonrisa fue pícara y nada inocente.

–Ah… ¿quién piensas que te ha apresado? ¿El dragón? No, príncipe. He sido yo, puesto que ahora me perteneces y pasarás a ser mi juguetito durante una temporada. Hasta que me canse de ti…

–¡Esa bestia te ha lavado el cerebro!

Ella sonrió burlonamente.

–Te equivocas. ¿Y sabes por qué? Porque eres un bonito guerrero con cerebro de paja.

–Pero por Dios princesa, ¡he venido a rescataros!

–Pronto comprenderás que no necesito ser rescatada.

Y le enseñó la fusta que había escondido tras ella. Acto seguido empezó a surcar su cuerpo con el cuero frío del instrumento, empezando por sus labios, bajando por su esculpido torso y llegando a su flácido miembro. En cuanto él empezó a quejarse, horrorizado por el comportamiento tan obsceno que mostraba su imaginada princesa virginal, ella alzó repentinamente la fusta azotándolo directamente en la cara. Un hilillo de sangre brotó de sus labios, que ahora permanecieron mudos del asombro y el dolor. Ella se le acercó a él. Su aliento suave y dulce. Posó sus frías y delicadas manos sobre su torso y acercando sus labios a los de él, empezó a lamer la herida que le había provocado, terminando con un sensual beso con lengua que lo dejó completamente atónito y… excitado.

–Vas a ser mi lindo juguete, harás lo que se te dice y aprenderás a obedecer las reglas de tu dueña. Me llamarás “mi ama” cada vez que te dirijas a mi y hablarás cada vez que se te indique, o si no recibirás un castigo por tu rebeldía y mal comportamiento. ¿Has entendido?

El príncipe empezó a comprobar que había caído preso de una maquiavélica trampa del destino, y quien allí se hallaba no era una dulce e inocente princesa, sino una sádica mujer, corrompida y malvada.

–¡Me niego a ser esclavo de nadie! –gritó él, compungido.

La princesa volvió a sonreír. Ese gesto en su dulce rostro, contrastaba enormemente con las intenciones que se perfilaban en sus movimientos. Alzó una de las múltiples velas de suelo y se volvió a acercar a él.

–Veo que no has entendido… No me esperaba menos de un imbécil zopenco como tú. Pero pronto empezarás a comprender…

Con la vela entre las manos empezó a verter la cera hirviendo sobre sus hombros y torso, provocándole un dolor que él respondió forcejeando, preso de la rabia y la angustia.

–¿Entiendes ahora?

–¡Súeltame, maldita bruja!

A lo que ella respondió con una sucesión de azotes con la fusta. Cuando terminó, las marcas y la sangre relucieron sobre su cuerpo.

–Detente, detente… por favor – sollozó él.

–¿Qué más tienes que decir?

Él la miró, con lágrimas en los ojos.

Mi ama.

Buen chico. Ahora tendrás tu recompensa.

Y diciendo esto, bajó hacia su miembro y empezó a chuparlo, primero despacio, clavando su mirada en su expresión estupefacta y excitada, pasando la lengua por su glande y terminando en sus testículos. Relamiendo con gusto y dedicación. Después se lo introdujo completamente en la boca y empezó a moverla con rapidez hasta que su erguido miembro se endureció y estuvo a punto de llegar al orgasmo.

Ella paró justo en ese instante.

No sabes lo húmeda y chorreante que esto me ha puesto.

Y diciendo esto se levantó el sedoso vestido blanco, dejando su sensual cuerpo al descubierto. Él la observó con deseo y miedo. Con el culo sobre su polla empezó a moverse mientras gemía cada vez que su miembro rozaba su vagina. Finalmente cogió su miembro y lo introdujo dentro. Estaba ciertamente húmeda. Empezó a moverse rítmicamente a la par que sus nalgas chocaban con su cuerpo. Entre suspiros y gemidos, le prohibió tajantemente correrse. Él sentía que iba a explotar de un minuto a otro, hasta que ella finalmente acabó corriéndose largamente, mojando el suelo de la mazmorra con los chorros que empezaron a salir de su vagina.

Ella se detuvo por completo en cuanto se corrió. Él le pidió seguir. Le rogó. Le clamó por un alivio. Ella simplemente se vistió y lo dejó en completa soledad, dolorido y sin el placer que le había arrebatado.

Ya vendré a jugar contigo cuando me aburra –dijo ella, y con una risilla perversa abandonó la mazmorra.

NOTA DE LA ESCRITORA

Bueno chicos y chicas, espero que os haya gustado la historia de esta perversa princesa. De ser así y si queréis conocer más de las peripecias sadomaso de esta mujer con su recién adquirido príncipe de brillante armadura, dejad un comentario abajo. Y la próxima semana tendréis la segunda parte, con más fustas, látigos y castigos.




Comments

¡Qué sexi! 😜

¡Dame más! 🤩

CALIENTE 🔥

Una princesa/ama perversa sometiendo a su caballero. ¡Qué deliciosa fantasía!

🙂 mas

D&D con una princesa dominadora? Siguelo xd

Excelente!!!

Me excita… 🔥

Muy caliente 🔥

Sigo esperando por más de este relato 🥺

¡Qué sexi! 😜

Tiene buena pinta

Me excita… 🔥

CALIENTE 🔥

¡Quedas invitadx! 😜

¡Me encanta!

¡Dame más! 🤩

Putísima la princesita...

CALIENTE 🔥

CALIENTE 🔥

Muy inspirador. Ansío saber que más travesuras tiene preparadas la princesa. Muchas gracias por compartirnos!

¡Me encanta!

¡Buena lectura!

¡Quedas invitadx! 😜

Perfectx 👌

¡Qué sexi! 😜

Realmente era una bruja del sexo

Gracias por compartir 💕

Totalmente de acuerdo👍

🦄😝

¡Claro que sí!

¡Me encanta!

A mi que me gusta dominar me excitaria ser dominado por una mujer así. Gran lectura espero la parte 2 con ansias

¿Nos vamos de fiesta?

Perfectx 👌

Me excita… 🔥

Wow 🙌

Me interesa 😍

¡Buena lectura!

😍😍😍

Calienta prende el fuego 😸

Únete a nosotros… 😈

¡Me encanta!

Me excita… 🔥

Únete a nosotros… 😈

¡Quiero probarlo!

Me excita… 🔥

CALIENTE 🔥

10/10

¿Al quién le apetece? 😜